martes, 29 de septiembre de 2009




Para tu lágrima,
niño,
un delfín.
Míralos: son cuerposde luz viajera;
ondulan porque saben que el sol les ama,
brillan
porque no temen;
saltan
porque son libres como géiseres.
Para tu llanto,
niño,
cien delfines alados:
que te ofrezcan sus burbujas turquesas,
sus aletas de agua soñadora,
sus curvas sonrisas de mañana;
que te ofrezcan sus frentes
anchas como verdades azules.
Cien delfines para ti,
Qué te lleven donde tú digas
y ...
¡que todo el mar se estremezca!

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